viernes, 8 de febrero de 2008

Trabajos de la semana (28 Ero. - 03 Fbro.)

Una de las cosas que he aprendido en este arte, es la capacidad de ir adquiriendo cada vez más paciencia. Con el tiempo uno se va haciendo la idea que nada pasa por casualidad y todo toma desde 3 años para arriba.

El trabajo del junípero que he realizado hace algo más de un mes atrás, me ha dado una gran lección. Tras mis errores en su cultivo poco a poco se fue debilitando hasta el punto en que varias de sus ramas se fueran secando. Solo quedaron dos de éstas, que luego de un modelado mal realizado, quedó como lo muestra la primera foto. Solo ha crecido libremente y sin alambrar no modelar nada por algo más de 1,5 años.
Secuencia de fotos de frente, lado y atrás.






Tras verificar la saludo del árbol y ver cuales eran las mejoras que se lo podían hacer, claramente no tuve más demedio que comenzar por el principio. Saque con mucho cuidado los alambres que en algunas zonas, ya se estaban incrustando. Vuelta por vuelta fui retirándolos todos, hasta los más delgados y semi oxidados.


La rama que inicialmente tenía como ápice, había perdido toda sus fuerzas y comenzaban a secarse sus partes verdes. Las brotaciones estaban muy sobre los extremos de las ramas y las ramitas eran muy largas y delgadas. Decidí podarla.



Luego, comencé con el trabajo de revisar el tronco y verificar la salud en que se encontraba. Poco a poco fui limpiando las zonas en donde la corteza ya estaba seca o camino a pudrirse. Tras casi una hora de escobillar, cepillar, raspar la madera muerta y podar las ramas secas, me encontré con un panorama que nunca había visto,... un TANUKI de manera natural... ! ! !

Nunca había visto algo como eso. Claramente en ese momento el árbol era el Maestro y yo el alumno.

La única rama que dejé, tuve que limpiarla de todas las ramitas secas que tenía, además podar la mitad de las ramas verdes para darle fuerzas a las que creía eran las indicadas para el nuevo diseño. Solamente dejé en la parte alta de la rama dos brotaciones y nuevas que serán las encargadas de formar el nuevo ápice. Comenzó el trabajo de colocarle la rafia. Bien mojada y con mucha presión puesto que era necesario dar una fuerte torción a la rama para acercarla al tronco.


Luego viene el alambrado. Procuré colocar los alambres algo más separados de lo que se recomienda en los libros, puesto que la torción era muy fuerte y cuando los alambres están colocados a 45º, ejercen demasiada presión sobre la corteza y no se fija la rama (o sea, deja la corteza marcada hasta romperla en algunos casos y además la rama cuesta más que se posiciones en el lugar que queremos), idealmente un ángulo de 30º app. es la solución. Personalmente me es más fácil de trabajar este tipo de situaciones con más de dos alambres, que solamente uno y de mayor calibre.




El resultado final no es una obra de Arte; tan solo es el comienzo de algo que me ha dejado muy contento tras la gran lección de he recibido.


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